Elantxobe
El encanto de un pueblo pesquero, genuino y singular. Así es Elantxobe. Está construido sobre una ladera que mira al mar, al abrigo del Cabo Ogoño, con edificios escalonados y calles estrechas e inclinadas que te llevan hasta el puerto.
Elantxobe tiene su origen en un reducido núcleo de pescadores que existía ya a principios del S.XVI y que fue aumentando con gentes de los pueblos vecinos. Pero no fue hasta 1833 cuando se desanexionó del municipio de Ibarrangelua.
Leer más
La singularidad arquitectónica de Elantxobe hace que el pueblo está dividido en dos zonas, la parte alta y la parte baja. En la PARTE ALTA, sobre la única zona plana del pueblo, se encuentra la iglesia de San Nicolás de Bari, rodeada de casas de pescadores. Callejeando podrás disfrutar de varios miradores hacia el puerto y hacia mar abierto. Es imprescindible asomarse a alguno de ellos para gozar del encanto especial de este pueblo en su integridad (si tienes buena vista en días despejados podrás vislumbrar la costa de Gipuzkoa). También en esta zona esta la famosa plataforma giratoria de Elantxobe. Si quieres ver su funcionamiento presta atención al horario de autobuses.
Destacan en Elantxobe las construcciones neoclásicas de la Calle Mayor, que une las dos zonas del pueblo. Conocida entre los vecinos como la calzada, mantiene su antiguo empedrado y la bordeanviejos muros de piedra arenisca sobre los que crecen numerosas plantas.
Todas las casas se alzan con la mirada hacia el puerto, y entre ellas destacan el palacio del Ayuntamiento y la Casa Torre Nagusia.
En la PARTE BAJA encontrarás el puerto y la mayor zona de ocio y bares. Un lugar ideal para disfrutar de la majestuosidad del mar Cantábrico y de su sonido.
Fiestas
Las fiestas principales del pueblo son dos. Las de San Pedro, que se celebra el 29 de junio. Y el 6 de diciembre San Nicolás de Bari.
Y aunque no es una fiesta propiamente de Elantxobe, el 22 de julio se celebra la Madalena, festividad que comparte con Mundaka y Bermeo y en la que se constata la propiedad de la Isla de Izaro por parte de Bermeo. Una historia que incluye una regata entre dos pueblos por la propiedad de la isla y un tercero, Elantxobe, que hizo de árbitro.