ISLAS DE URDAIBAI

Siempre rodeadas de misterios y leyendas, las islas e islotes de Urdaibai son buen ejemplo de ello. Son islas continentales, es decir, en algún momento de su historia estuvieron unidas al continente.

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Txatxarramendi

Adéntrate en una de las masas de encinar más longevas de Urdaibai. Lo encontrarás en Sukarrieta, y para acceder a la isla sólo tienes que cruzar un puente. Podrás observar hasta 25 especies vegetales, la mayoría características de encinar cantábrico: encina, laurel, madroño… te ayudarán a identificarlas varias placas y paneles de interpretación del paisaje exterior.La isla acode también el Parque botánico de Txatxarramendi, para la interpretación e identificación de las especies presentes. Desde la playa de San Antonio, en bajamar, podrás llegar a pie hasta Txatxarramendi.

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Izaro

Situada entre Bermeo y Mundaka, su imagen en el horizonte forma parte de una de las panorámicas más típicas de Urdaibai. En el S.XV acogió un convento franciscano, y las historias de corsarios, disputas territoriales y leyendas de amantes forman parte de esta famosa isla. Hoy en día habitan aquí colonias de aves marinas (gaviotas, paíños, garcetas y cormoranes…), y cada año, el 22 de julio, se celebra el día de Madalena, una gran fiesta en la que Bermeo acredita su posesión sobre la isla.

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Akatz

Es un peñón situado entre el cabo Matxitxako y San Juan de Gaztelugatxe, asentado en el biotopo de Gaztelugatxe y en territorio de Bermeo. Es el lugar de descanso de una importante población de aves, conocidas como “pájaros de las tormentas”, que se acercan en busca de protección cuando hay temporal. Otra curiosidad es que guarda también olivos salvajes, reminiscencias de un clima mucho más suave.

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Sandindere

Este islote verde conserva una espesa vegetación propia del encinar cantábrico, emblema natural de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Lo encontrarás en la playa de San Antonio, en Busturia, y guarda un pasado religioso, puesto que la Iglesia Parroquial de San Andrés y un cementerio se ubicaron allí, al parecer, hasta finales del siglo XVIII. De ahí toma su nombre el islote. Se puede acceder a través de la lengua de arena, que en marea baja la conecta con tierra firme